miércoles, 11 de marzo de 2015

Caciques de Venezuela VI

CACIQUES DE VENEZUELA
PARTE VI

 Guaicaipuro, mortalmente herido, seguía luchando sin dar cuartel .  Entro  con su hija al caney,  para tomar aliento, pero los españoles prendieron fuego a la morada ;después de ver morir a su hija Tibisay, el guerrero salió a dar su última batalla, la cual, durante muchos años recordaron los aguerridos teque,  a sus sucesores que antes de morir, el indómito cacique gritó a sus enemigos: “...Vengan extranjeros, a ver morir al último hombre libre de estas tierras…”, para finalmente caer abatido bajo arcabuces, sables y lanzas de los invasores, no sin antes dar muerte a varios de ellos.
No hay precisión del lugar exacto en el cual cayó el jefe indígena, pero se sabe que ocurrió en las inmediaciones del actual San José de los Altos, en la zona denominada Suruapo ó Suruapay donde tenía su asentamiento.
Corría el año 1568 y el plan de conquista avanzaba vorazmente, aunque los aborígenes no se rendían.
Deseoso de vengar las muertes de su guerrero alumno Tiuna y del ejemplar  Guaicaipuro, muere peleando contra las tropas de Diego de Losada, el cacique Catia, en una llanada que hoy llamamos Los Teques.
En 1569, ya existían evidencias de que muchos jefes aborígenes estaban agotados por la lucha armada , desolación y muertes. Sin embargo, los españoles en vez de pactar acuerdos, decidieron atemorizarlos al máximo.  Para ello crearon tribunales que actuaban en forma sumaria,  23 caciques fueran encontrados culpables de conspiración y condenados a muerte.
sorocaimaLos pseudos-jueces no contentos con esto, encomendaron la ejecución de los indígenas esclavizados. Sorocaima, Llegó a convertirse en hombre de confianza y uno de los lugartenientes de Guaicaipuro y a la muerte de éste, quedó como jefe guerrero bajo el mando de Epoima o Conopoima.  Sorocaima actuaba con mucha independencia de criterio, liderizando grupos de indígenas  con carácter de jefe.  Era el encargado de cortarles el paso a los españoles a las montañas de Los Teques, en donde causó muchos estragos a las tropas españolas, pues utilizó como punto estratégico, la conocida Cueva del Indio (Vuelta Larga - Los Teques).
En 1570 participó en los ataques contra la recién fundada Santiago de León de Caracas,.  Por este hecho, Diego de Losada lo persiguió a muerte y Sorocaima tuvo que refugiare en sus tierras desde donde atacaba constantemente a los españoles.
Deseosos de eliminar el problema, los españoles lo emboscaron en el sitio de Los Carrizales, el cual según crónicas,era su escondite.En plena batalla Garci González de Silva dio con un pozo donde habían mujeres indígenas tomando un baño, diversión favorita de los Caribe, a las cuales capturaron y obligaron a revelar el lugar donde se encontraba Sorocaima, quien fue sorprendido y apresado, en tanto que el Cacique Conopoima y sus valientes guerreros, seguían resistiendo en encarnizados combates.
Ante este hecho y ávidos de terminar el combate rápidamente, González decide utilizar a Sorocaima quien fue apresado y utilizado como carnada ;los españoles  en alta voz, para que lo escucharan todos los guerreros, dijo que el jefe indígena perdería su mano derecha a menos que se rindieran.  En cuyo caso, se les perdonaría la vida a todos.  Es allí cuando el jefe Sorocaima, hablando en su propia lengua grito  a sus guerreros: “...ATAQUEN CON FUERZA, MIS VALIENTES, QUE LOS ESPAÑOLES NO TIENEN MUCHA GENTE...”.
 Sin vacilar, estiró el brazo para que la amputaran la mano derecha, acción que fue llevada a cabo por oficiales al mando de Garci González.  Los escritores Baralt y Oviedo y Baños explican que los soldados españoles se comportaron como vulgares torturadores sanguinarios, ya que no sólo le amputaron la mano derecha, sino que le buscaron la coyuntura de la muñeca, le levantaron la piel y luego le cercenaron la mano.  Sorocaima, como todo un guerrero Caribe, resistió el inmenso dolor que  le produjo la herida y no expresó ningún quejido; ninguno de sus músculos faciales se movió para revelar padecimiento alguno.
Completada la cobarde faena, Sorocaima pidió que le entregaran su mano, la tomó y la izó como si fuera un trofeo, en un gesto que reflejaba por igual el valor y la grandeza de su raza.
Impresionado Garcí González, ordenó su libertad; sin embargo, uno de los soldados le disparó  por la espalda, cuando avanzaba hacia sus hombres... 





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